
Por: Jessica Campos
¿Y ahora qué?
Desde diferentes contextos, situaciones y experiencias, cada uno nos hemos hecho esa pregunta al menos una vez. Sin embargo, desde hace un par de meses atrás creo que para todos se ha tornado la Top 1 justo al despertar.
Sobrevivimos lentamente a ese eterno Enero que nos trajo un par de días extras, y luego sin anuncio nos vino una gran ola, que nos dejó un tanto asombrados y hasta me atrevo a decir asustados.
COVID-19 le han llamado a esto que resultó ser una pandemia mundial. CUARENTENA se le llamó a lo que con mucho cuidado los médicos nos recetaron. La primera la causa, la segunda la porción de ayuda que nos toca hacer para mitigarla.
¿Y ahora qué?
En casa resguardados, con ese lote de personas que teníamos tiempo sin detallar y que lleva por nombre FAMILIA. Otros, con la compañía de unas cuantas ventanas que nos avisan que el sol se está ocultando un poco más tarde en el atardecer. Y están aquellos que por motivos indispensables tienen que continuar su rutina, con unas ganas notables de ayudar pero con un sentimiento de duda de hasta qué tanto eso estará bien.
Cocinar recetas tradicionales, hacer todo tipo de challenges, leer libros, hacer cursos online, armar rompecabezas, redecorar la casa, Instagram live, Facebook live, fotografías desde la ventana, Tik Toks, maratón de Netflix, y mi preferido ZOOM. ¡Qué deleite de actividades! ¡Qué diversidad de personalidades! ¡Qué gusto verlos Respirar y Vivir!
Sin duda, ha sido una etapa que la palabra interesante la resumiría. Creo que cada uno ha encontrado el objetivo de esta pausa obligada. Y otros están aún en proceso de lograrlo.
Hemos descubierto que hay una señal inmensa que nos invita a recordar lo que tenemos, lo que apreciamos y lo que valemos. Que Dios tiene un plan y es el único que está en control. Que por fin hay una tarea que es de TODOS y no sólo de algunos. Que mientras más trabajo hagamos desde el hogar, más valiosos son los pilares que se siembran.
A todos aquellos que ya no están presencialmente, Paz a sus almas y Fortaleza a sus familiares. A todos aquellos que están dando su mejor intención de Servir, es un honor tenerlos allí cerca. A todos los demás que están haciendo muy bien su trabajo desde casa, sólo podemos decirles GRACIAS.
Aquí vamos, despacio, respirando lento, y entendiendo que dejando a un lado la prisa por fin empezamos a saborear esa frase de vivir un día a la vez.
Que pronto estemos llamados a los reencuentros que más anhelamos, que pronto todo esto sea parte de un recuerdo. Que pronto entendamos de qué sirvió este proceso. Lo mejor está por venir.
Respira y Vive
Deja una respuesta