Por: Jessica Campos
Confieso que le tengo miedo a las alturas, a la lluvia, a los espacios cerrados y a ciertos animales. Pero en este post no voy a hablar sobre miedos, sino de SOLTARLOS.
Hay decisiones que cuando llegan, te hacen sentir similar a una caída libre. Llevarlas a cabo no es del todo fácil pero cuando es el momento, no hay fuerza que lo impida y no hay manos que las detenga.
A medida que sumamos edad, nuestros objetivos aumentan y con ellos nuestros miedos. Dejamos de pensar en los «mañana veremos» y damos entrada a los ¿Y qué pasa sí?, lo que nos hace dudar y por ende postergar.
Pero les aseguro, la solución está en recordar cuatro palabras que siempre deben estar en primer lugar: «Dios tiene un plan».
Cuando vamos en caída libre, sólo la brisa que golpea nuestro rostro es la protagonista. Eso, y por supuesto el incremento de velocidad de nuestras palpitaciones.
Liberamos control de nuestra mente y dejamos todo en manos del destino. Por tanto una sensación de felicidad va recorriendo hasta hacer que lo único de lo que nuestros espectadores estén atentos es al brillo que brota de nuestra sonrisa.
Si quieres intentarlo, basta con hacer un stop. Esa voz interna que va subiendo de tono es la única que debe ser atendida en el momento. Le está pididendo a tu mente que lo único que quiere hacer ahora es lo que les mencioné en el párrafo 1: SOLTAR.
Recuerda, todo está bien, siempre lo ha estado, y siempre lo estará. Es momento de observar el entorno en un giro de 360°, y cuando retornes al lugar donde comenzaste, cierra tus ojos y prepárate porque tu turno al salto será en 3, 2, 1. GO!
Respira y Vive
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